21 de enero de 2011 a las 14:40

Desde cuándo una interpelación se puede prestar para un acto tan ridículo. No entiendo cómo pudieron pensar que hacer que el Ministro de Trabajo lea más de 108 mil nombres sería una buena acción.

 

La bancada que solicitó la interpelación se está haciendo pésima publicidad con todos sus públicos objetivo, pero además es una falta de respeto para un funcionario y para todos nosotros, una clara muestra que se necesitan hacer algunos cambios a la ley orgánica para que las interpelaciones tengan un sentido real y los diputados no puedan estar citando a su antojo a funcionarios para hacerlos perder el tiempo o presionarlos para conseguir lo que no pueden obtener de cualquier otra forma.

 

En un esfuerzo de represtigiar a la dirigencia política no es conveniente permitir que se hagan estas cosas tan increibles, por supuesto hay que pensar también en exigir un nivel universitario mínimo para los congresistas y para todos los funcionarios públicos, pero lo que nos hace falta es elevar el nivel. Yo creo en la política y me da mucha rabia cuando veo se sigue desprestigiando de esta manera por este tipo de personajes que lo ùnico que buscan es protagonismo en detrimento del propio sistema ¿Acaso creen que debilitar más a la institución los fortalce a ellos?

 

Quizà esta sea la interpelación más ridícula de la historia de nuestro país, quién quita quizá de Centroamérica y de pronto se lleva las palmas en toda América Latina.  En todo caso, quizá nos hagan entrar a los récords guiness, por la interpelación más ridícula y sin sentido de la historia.

 

Quiero rescatar acá la actitud de muchos diputados que están en contra de la interpelación, sería ideal que discutan en el pleno las reformas para redimensionar este tipo de procedimientos como un mecanismo de balance y fiscalización sin caer en la prepotencia y arrogancia, esto que está haciendo esa bancada hace ver mal al Congreso en general y a todos los guatemaltecos, porque allí están nuestros representantes.

 

También cabe mencionar que el ministro de Trabajo, el Sr. Illlescas, consciente que no le queda de otra, porque como es una ley y él tiene que cumplir en asistir a la interpelación y responder lo que le pregunten (por ridícula que sea la pregunta) ha estado leyendo uno a uno los nombres y trata de tomárselo con calma y paciencia, porque respeta la ley. Debe estar aprovechando para mejorar sus técnicas de lectura, entonación, dicción, etc…

 

Así que con este caso tenemos dos extremos para hacer una reflexión: lo pésima que es esta interpelación y el apego al cumplimiento de la ley por parte del Ministro.

El Congreso debe enfocar sus esfuerzos y tiempo en conocer temas de interés nacional.   Guatemala no se merece actos tan ridículos,  queremos una discusión política de altura.

 

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