17 de octubre de 2010 a las 9:10

Ayer, desde las primeras horas de la mañana, empecé a escuchar comentarios acerca del lamentable incidente que ocurrió en una parte de la Zona Viva de la ciudad, que si fueron 7 las víctimas, o  jóvenes borrachos que luego de parrandear emprendieron el fuego indiscriminado y que el ataque fue una riña entre narcos, de esas frecuentes que ocurren ahora en muchos países de Latinoamérica.

 

El hecho me preocupó y me entristeció desde que me enteré, pero luego, al conocer los detalles y la información un tanto más acertada, me indignó, no porque haya sido en la Zona Viva, en la que muchos piensas que solo llegan los «hijos de papi» y que arremeten con comentarios descalificadores, es cierto, allí se va a pasarla bien, a compartir con amigos y para muchos es la única realidad que conocen,  divertirse no es un crimen, pero Jennifer tenía mucho más que aportarnos. Me indignó porque la violencia nos ha arrebatado la vida de miles de guatemaltecos.

 

No tuve el gusto de conocer a Jennifer, pero ahora que leo de su trabajo siento que pude haberla conocido y llevarnos muy bien. Una joven brillante preocupada por formarse de la mejor manera para contribuir con este país, quien a sus 28 años nos deja, como dicen muchos, por estar en el momento y lugar equivocados, no es cierto, pudimos ser cualquiera de nosotros, de nuestros amigos, de los hijos de sus amigos, cualquiera. Jennifer es una víctima más de la ola de inseguridad que se está apoderando de Guatemala y más aún, de la manifestación descarada de esa nueva patología del mundo moderno, el narcotráfico.

 

No es el primer caso cercano de personas que han dejado de aportar a esta país porque les han querido robar el celular, el carro, unos que han muerto en el acto y otros que al indignarse y oponerse han parado en coma en el hospital y mueren después de horas de agonía familiar (Omar lamento mucho lo de tu amigo, lo lamento).

 

Algo tenemos que hacer y anticipo mi desacuerdo con aquellos que solamente utilizarán los espacios de opinión para echar la culpa y descalificar al gobierno, el problema es de fondo y hay muchos culpables incluidos, cada uno de nosotros, por ejemplo. ¿Por qué? porque lo que tiene mal a Guatemala y a cada uno de los países de Latinoamérica es la materia prima que representamos todos nosotros y disculpen que sea tan directa, pero ¿acaso construyen los descalificativos hacia el gobierno? ¿Se han atrapado más delincuentes por atacar a las autoridades y faltarle el respeto a la institucionalidad del país?

 

Para que vean que mal estamos como materia prima, que mucha gente no se da cuenta que al faltarle el respeto a las autoridades, nos lo faltamos a nosotros mismos, se puede estar en desacuerdo con las acciones de una persona o institución, pero eso no justifica el faltarle el respeto a la persona, eso no construye ciudadanía ni nos dará el país que todos anhelamos y por el que trabajamos todos los días. Ven corrupción en las autoridades de gobierno, pero no piensan que no cumplir con su horario de trabajo, evadir impuestos, robar cable, entre otros hechos es ser corrupto y así podría seguir…

 

Cada vida es invaluable así sea que el hecho se registre en la Zona Viva, en la Bodeguita del Centro o en cualquier recóndito lugar del interior del país, lamento la pérdida de la vida de Jennifer, también de los otros inocentes en la escena de este crimen y de los muchos otros que han sido una estadística más de la ola de violencia que nos está robando la paz, nos fragmenta como sociedad, disminuye la inversión, provoca más pobreza, aleja al turismo, etc.

 

Son necesarias las estrategias integrales para atacar este problema, ¿cuáles? En este momento no las tengo claras, pero deben surgir de una alianza estratégica entre organizaciones, sectores y países, muchos males de nuestras sociedades dejaron de ser problemas locales, son regionales. Me pregunto, ¿Si México, que es México, tiene un ejército histórico y tiene muchos más recursos para combatir el narcotráfico no ha podido, pensamos acaso que en Guatemala podremos solos? Yo, sinceramente no lo creo. Debemos considerar los acuerdos regionales con implicaciones prácticas reales o seguiremos maquillando el problema.

 

Mis condolencias y mi profundo pesar a la familia de Jennifer y a los cientos y miles de familias guatemaltecas a quienes la violencia, la inseguridad y el narcotráfico les han arrebatado a sus seres queridos. Guatemala está de luto y para todos los que somos guatemaltecos, debemos asumir la responsabilidad y darnos cuenta que el cambio inicia con nosotros, recuerden que al señalar  a alguien tres dedos apuntan hacia uno mismo.

 

Nota:Les comparto el link de la nota de elperiódico, para quienes no se enteraron del suceso.

http://www.elperiodico.com.gt/es/20101017/pais/179562/

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