11 de julio de 2011 a las 23:24

Guatemala es el país de la eterna primavera no de la eterna guerra.

 

Me encontraba fuera del país cuando asesinaron a Facundo Cabral y realmente no podía creer lo que me comentaba una Embajadora al otro lado del teléfono.»Asesinaron a Facundo Cabral en Guatemala» fueron sus palabras entre la consternación y la incredulidad, sentimientos acompañados de la tristeza que embarga all corazón cuando se pierde a un ser querido, en efecto Cabral era muy amigo de esta embajadora.

 

Me costó salir de mi sorpresa y confieso que tuve que controlar mis lágrimas, estaba en un lugar público, no solo por la pérdida de un ser humano como Facundo, sino también porque me avergonzaba que el país al que tanto quiero fuera conocido en el mundo por arrebatarle a éste a un Embajador de la Paz, precisamente abatido a tiros en un confuso atentado.

 

Lo más desalentador y que lastima la autoestima de todos los guatemaltecos, es que en este país a diario mueren muchos «Facundos» quienes victimas de la violencia ven cortados sus sueños, sus ilusiones y la esperanza en un mundo mejor; quizá nos percatamos de ellos por unos segundos en las noticias, pero los sucesos se vuelven tan cotidianos que para muchos es «normal». Para mí no, me niego a considerar eso como nuestra realidad y a depreciar la vida del ser humano. Creo que el bien es superior al mal, aunque parezca lo contrario y el mal se haga tanta publicidad.

 

Quizá la última y más grande contribución de Facundo a este país, que él consideraba especial y al que aprovechaba a visitar cada vez que tenía una gira que se lo permitía, fue devolverle la capacidad de indignarse. Fue como un despertar. Porque desde entonces he visto cualquier cantidad de manifestaciones de solidaridad con Facundo, con Argentina, con el mundo, en definitiva con Guatemala; las concentraciones espontáneas de la gente durante el fin de semana; los conciertos recordándole y un sentimiento generalizado de «Ya no más violencia».

 

Facundo decía «El bien y el mal viven dentro tuyo, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano»

 

Así que cultivemos el bien en nosotros, culpar a los demás, a quien quiera que sea, es no aceptar la responsabilidad por nuestra vida y estoy convencida que Guatemala tiene gente bella, con principios, con valores, gente que cree en un futuro mejor, gente con conciencia social que se indigna cada vez que asesinan a alguien aunque no lo conozca, gente que se conmueve con el sufrimiento ajeno, gente que ve en los niños la esperanza y en los ancianos a los maestros, gente que sueña con una Guatemala en paz. Lo mismo pienso para Centroamérica y para Latinoamérica, necesitamos vivir en una cultura de paz.

 

En realidad estaba lejos y el roaming es muy caro, así que por unos días decidí tener una «desintoxicación» de los medios de comunicación, al menos los digitales, aunque claro los tradicionales a lo lejos tocaban temas de Guatemala, recuerdo una nota positiva en la que se nos consideraba uno de los países más verdes del mundo, creo que lo leí en Le Monde, me alegró mucho ver esa noticia, prefiero quedarme con esa apreciación positiva del país, porque Guatemala es el país de la eterna primavera y no de la eterna guerra.

 

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimentan a la vida.

Facundo Cabral

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